domingo, 15 de septiembre de 2013

Sobre un mar de viñas

Fin de semana intenso, y muy pero muy entretenido. El sábado por la mañana estuvimos de escapada a San Vicente de la Sonsierra, disfrutando de una cata temática, dentro del programa "del Rioja y los cinco sentidos", en bodegas clásica. Os lo recomiendo, una gozada. Ya estamos contando los días para el año que viene. Y después de unas buenas chuletillas al sarmiento en San Asensio, un nuevo capítulo de "conoce La Rioja". Al final acabamos en el castillo de Davalillo. Una joya, una maravilla el llegar al cerro donde se asienta esta fortaleza y disfrutar del aire que besa las tierras riojanas y disfrutar de un mar de viñas. Precioso. Además una gozada para hacer fotos. Una pequeña maravilla de nuestra tierra que seguro muchos no conocéis. Eso si, la pena es que el castillo da un poco de pena su estado de conservación. Su estructura está muy bien conservada, pero la pendiente hasta el castillo (uffffff) y la porquería que hay dentro del Castillo (ufffff), ojala estaría mejor cuidado porque está genial. Os dejo unas fotitos y animaros a hacer una escapadita.

Según la web de Repsol, el sexto mejor rincón 2013 de España

Castillo de Davalillo

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Esta fortaleza, construida para defender la región de los ataques navarros, ofrece las mejores vistas de la Rioja Alta. Cerca está San Asensio, la cuna del clarete.

Visto desde los viñedos de San Asensio, el castillo de Davalillo parece una especie de barco navegando sobre un mar de vides. Se construyó en tiempos de Alfonso VIII, a finales del siglo XII o principios del XIII, para defender La Rioja de los ataques navarros. Dominaba (y domina) un gran meandro del Ebro y, con la vecina fortaleza de Briones, tenía la misión de repeler las incursiones que el enemigo podía efectuar con relativa facilidad a través del puente fortificado de San Vicente de la Sonsierra. Llegó a tener una población de cierta importancia, con dos monasterios en su jurisdicción, pero poco a poco se fue vaciando y, ya en el siglo XVI, la mayoría de la gente se había mudado a San Asensio (a seis km al sur), que era un lugar más pacífico y fértil. Hoy puede parecer romántico habitar junto a un castillo en lo alto de un cerro. A los de aquella época debía de parecerles un cuartel.
El castillo de Davalillo tiene siete lados, torre del homenaje en el extremo oriental de la muralla en cuyo piso bajo hay una capilla románica. Más que la obra, lo que impresiona es el panorama que domina, pues ofrece una soberbia vista de los viñedos de San Asensio, Briones, San Vicente de la Sonsierra y otras poblaciones vecinas. Y desde la parte posterior, se ve el Ebro serpenteando por el fondo del valle, y amurallando el horizonte, la mole rocosa de la sierra de Cantabria. Al pie del cerro está la ermita de Davalillo, que fue la iglesia del pueblo homónimo.

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