sábado, 21 de diciembre de 2013

Victoria rojiblanca para despedir el año


Ríver: Eric, Zamora, Javi Tres, Kike (Juanma, 64´), Julio (Pilollo, 28´), Víctor, César (Ricardo, 72´), Subero, Héctor, Álvaro y Mauleón. 

San Marcial: Julián, Nieto, Rubén, Capi, Cosmin, Vargas, Pablo Torres (Tato, 80´), Miguel, Abel, César e Iván (Goyo, 67´). 
 Goles: 0-1, Abel de penalti (12´); 1-1, Javi Tres de penalti (33´); 2-1, César (48´) y 3-1, Héctor (62´). 
Árbitro: partido dirigido por el señor Moreno, asistido por Domínguez y Aegu. Mostró tarjeta amarilla al local Kike y a los visitantes Cosmin, Iván y Goyo. 
 Incidencias: Municipal de San Miguel, ante 150 espectadores. 

 El Ríver Ebro se despide del año con una importante victoria. Un triunfo con sabor a buen fútbol, con ilusión y con espíritu ganador. Los rinconeros controlaron el partido de principio a fin, desplegando un juego de conjunto, manejando el esférico, explotando las bandas, y en el que solo faltó traducir ese dominio en gol delante del portero visitante. Por su parte el San Marcial, demostró por qué es un equipo abocado a pelear angostamente por eludir un descenso, que le sumerge a pasos agigantados por méritos propios. Los de Lardero estuvieron replegados en su campo durante los noventa minutos, con la única referencia ofensiva de Abel, que sólo, trataba de enganchar algún pelotazo que lanzaba su conjunto. A pesar de ello, el San Marcial aprovechaba al máximo el único despiste de la zaga rojiblanca en el minuto 10, colando un pase a Abel, que se introducía en el área y era cazado por Kike. El mismo Abel iba a ser el encargado de transformar la pena máxima y poner el uno a cero en el marcador con un certero lanzamiento al palo contrario al que se enlazaba Eric. Los pupilos de Óscar Arpón, continuaban desplegando con su juego, sin cambiar de argumentos. Mauleón recibía en el lateral y rompía una y otra vez para desesperación de los defensores, que trataban de frenarlo por todos los medios, hasta con cuatro efectivos. Maule apuraba el lateral y servía dentro del área esperando la finalización de Héctor, Subero e incluso Álvaro, que apoyaba el ataque por la banda derecha. Antes del gol visitante, Álvaro estrellaba el esférico en el larguero. Ya en el minuto 20, era Héctor quien recibía de espaldas, se giraba dentro del área y saca un chut que rozaba la cruceta. Solo una falta directa lanzada duramente por Cosmin rompía el monólogo local en un electrizante choque que no tenía ni un solo segundo de descanso. Antes del minuto 30, Arpón metía a Polillo en el campo, recogiendo los mandos del equipo en la divisoria. Polillo, recibía y ordenaba el juego local, abriendo a las bandas, y ayudando en los apoyos por el eje, moviéndose a la perfección entre líneas y dando más mordiente a su ataque. Polillo cedía a Mauleón y este rompía colándose ene l área visitante ante la defensa de Capi, que cometía penalti al tocar el esférico con su mano. Javi Tres iba a poner las tablas en el marcador con un certero e imparable cañonazo. El gol tiraba por el suelo las esperanzas visitantes que tenían que hacer frente al empuje rinconero. Mauleón tuvo el segundo tanto en sus botas pero no acertó a chutar entre los tres palos tras una sensacional jugada trenzada por su equipo que terminaba con centro de Mauleón. Un auténtico acoso al que estaba sometiendo el Ríver al San Marcial. El descanso fue un respiro para los visitantes. La segunda parte iba comenzar con el segundo gol del Ríver, un gol que hacía justicia a lo desplegado por cada uno de los conjuntos sobre el césped. Zamora servía al segundo palo y César picaba ajustando a la base del palo. Y en el 62, Zamora dejaba en corto para Héctor, que dejaba un destello técnico de mucho kilates, enganchando su zurdazo con el exterior y clavándolo con efecto en la escuadra. Con el tercer tanto el Ríver soltó el acelerador, pero continuó llegando a la meta del San Marcial. Subero y César tuvieron el cuarto en sus botas. Por su parte el conjunto visitante se estiró, presionando los últimos diez minutos al Ríver en su campo, tratando de reconducir el partido, pero ya era demasiado tarde.

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