Quinta participación, quinta edición, además con premio

Sujentado el porrón a la contra, apuntando desde alturas inimaginables; bebiendo con dos, tres o cuatro porrones simultáneamente, bailando, en posiciones imposibles y antinaturales, sujetando el porrón con los pies, utilizando otros objetos...estas son algunas de las distintas maneras que podemos encontrar en la lista cada día más extensa que han hecho gala los participantes del concurso artístico de porrón, que un año más inundó la casa de la Peña el Hambre de zarracapote y de muchos aficionados a esta cita, que poco a poco se ha abierto un sitio en el programa festivo.

El concurso de Bebedores artísticos de porrón arrancó pasadas la una y media de la mañana con las eliminatorias previas entre los veinte “artistas” que se atrevieron la noche del domingo a participar. En la fase previa los participantes debían de superar tres pruebas obligatorias, ejecutando el estilo lo más reglamentariamente posible, ajustándose al tiempo que da el jurado y evitando que el zurracapote violase el blanco de sus camisetas. Para calentar motores, se levantó el telón bebiendo a “la contra o reverso”,es decir, sujetando el porrón con la mano de manera que el pichorro quede por encima del brazo y para comenzar a beber al borde de la boca o con el brazo un poco estirado. después la dificultad fue incrementándose, pasando a una doble tanda, en la que se debía de beber “al labio superior” (sujetando el porrón con la mano y comenzando a beber subiendo el chorro hasta el labio superior, donde se mantiene un cierto tiempo) y “al entrecejo” (sujetando el porrón con la mano y sujetando a beber subiendo el chorro hasta el entrecejo). Tras las series obligatorias el jurado eligió a los diez finalistas que, tuvieron una oportunidad para demostrar su originalidad en el estilo libre, que es el que año tras año, dictamina al vencedor de esta cita. Iván García puso el listón muy alto, con una novedad en el concurso casi imposible de superar. Pidió dos porrones y degustó el rico zurracapote através de las fosas nasales, una ocurrencia que se tradujo en la máxima puntuación y los vítores de todos los espectadores.