jueves, 18 de agosto de 2011
Nuestra feria de Artesanía XXV
En un día de Junio de cuyo nombre si quiero acordarme, se planteó la idea de traer esta Peña Calagurritana, la “Primera Feria de Artesanía Popular” para nuestra Bimilenaria ciudad. La idea surgió….
Así se escribieron las primeras palabras a cerca de la Feria de Artesanía de la Peña en el Boletín Cultural de la Peña Calagurritana “La Retahila”. Recién acabadas las fiestas, en caliente, con las cosas bien hechas y con aquellas que había que mejorar del estreno en el tintero, con las sensaciones de la gente, de artesanos, de calagurritanos, de organizadores…los problemas, la falta de ayuda económica desde el Consistorio y otras entidades, un camino recién empezado para descubrir y disfrutar. Los encargados de la Feria hablaban y defendían una idea que poco a poco fue cogiendo forma, haciéndose mayor hasta convertirse en una parte de nosotros.
Hace unos días a las 11 de la mañana, con un café por delante, José Ibáñez, nos devolvía a esos comienzos, a esos inicios “la Peña siempre había apostado por hacer cosas distintas, intentar coger de distintos aspectos a gente a través del deporte, del teatro, música, de actos de críos…y pensamos que a las fiestas de Calahorra les faltaba algún acto que fuera típico, que tuviera calidad y que fuera distinto. Entonces, Javier Toledo, planteó que en San Adrián había una exhibición de artesanos y que podría ser una cosa buena. Esto era previo a las fiestas de San Adrián, lo improvisamos y fuimos unos cuantos sobre todo para hablar con una de las personas que más colaboró en los primeros años de la Feria, José Fernández Coll “El Tonelero”. Nos invitó a la Feria de San Adrián, pasamos a verla una comisión de la directiva de la Peña y allí nos fue presentando a los primeros artesanos”. A partir de allí se fue forjando como un buen artesano hasta tener la base sobre la que se quería trabajar para dar identidad y convertir a la Feria de Calahorra en un referente tal y como proseguía Pepe “queríamos que en la Feria se vendiera, pero no queríamos revendedores, no queríamos hippies, queríamos gente que viviera de la artesanía con su taller, y procurar traer las mayores especialidades. En muy pocas ediciones se repetían especialidades, preferíamos traer poco y calidad que no mucho y repetido. Si había uno que hiciera cadenas de madera no había dos, si había uno que hacía instrumentos musicales con cuernos de toros no había dos, si había un soplador de vidrio no había dos…Conseguimos la colaboración de muchísima gente y a partir de allí nos fuimos metiendo en ver más ferias” su objetivo tal y como nos decía: ver más ferias para renovar de una manera continua los artesanos, con un especial matiz a los primeros artesanos que repetían “los de la primera edición fueron ocupando sus puestos en las primeras ediciones porque después de que nos habían echado una mano era lo interesante”. Tal y como dejaron constancia en el artículo de “lo que nunca se contó de la Artesanía”, con casi 1.800 km recorridos por la geografía norteña, “Pamplona, Rentería…lo mejorcito. En muy poquitos años nuestra Feria se convirtió en primera Feria del Norte de España de Artesanos después de la de Rentería que era la más importante. La Feria era una referencia en el programa de fiestas que era lo que queríamos”. La junta trabajó en una primera edición que resultó un ápice de novedad que además gustó tanto a visitantes como a los auténticos protagonistas de la Feria, los Artesanos. Pepe continuaba desgranando poco a poco esa primera Feria (yo me callo porque es un placer escucharle lleno de recuerdos y emoción) “empezamos con unas fotocopias hechas deprisa, pero con un gran montaje, creó una gran expectación y hubo gente que nos dijo que lo mejor de esas fiestas del 87 había sido la iniciativa de la Feria de Artesanía. Recibimos una pequeña subvención del Ayuntamiento porque también hubo otro acto, que fue novedoso y solo se hizo ese año como fue la primera concentración de gaiteros dulzaineros. Jose Antonio Barco se encargó del tema y yo me encargué de la Feria. Hicimos cuentas de cómo iba funcionando, nuestros contactos en la Artesanía, lo que nos cobraba que era una comida y el desplazamiento, no se pagaba ninguna dieta, igual a alguno que era muy específico, apunto de cerrar la barraca se le pagó. Dimos cuenta a la junta directiva. Se empezó a hacer la comida con todos los artesanos, que fue una cosa muy bonita. El primer trofeo que se dio fue la Dama de Calahorra en pequeñito, y cada año se fue cambiando los trofeos. Se creó una gran familia que funcionaba muy bien”. “Luego eso poco a poco fue a más, se pensó cambiar la ubicación al Raso, pero el problema era el sol todo el día, y se quedó en esa fila larga, larga que con los años se modificó, pero lo que si fue es una referencia dentro de las fiestas. Cada vez será más difícil encontrar artesanos, pero ahora se está empezando a mover la asociación de artesanos y hace 25 años la Peña ya planteaba esa necesidad, socias que dieron cursos después…” él solo proseguía “se buscó muchísima publicidad. Brezo desde un principio colaboró, gente de Broquetas…sacamos a base de fotocopias, e incluso en el primer artículo se ponía al Ayuntamiento a parir, y lo sigo manteniendo porque fue un acto extraordinario y nos daban muy poquita subvención”. Entre las palabras se colaban fotocopias que había buscado durante la noche, diapositivas de los viajes a Ferias, de nuestra propia feria, el balance de gastos e ingresos del 85 (la venta del burro por 1.500 pesetas poco en comparación con las habas que comía)… “Se creó un vínculo fabuloso con los artesanos. Como además íbamos a distintas ferias que seleccionábamos, ellos lo que querían eran calidad igual que nosotros. Aparecer en Pamplona en la Feria de Artesanía y encontrarte con 20 artesanos que tienes tú…era acojonante (perdón por la palabra pero merece la pena que no la omitamos), comíamos juntos, te presentaban a gente que venían abalados por ellos, y además decían que Calahorra tenía un nivel muy bueno y para su curriculum le convenía venir”.
También se fue creciendo en cuanto a material impreso “el catálogo del primer año se dio al hoja, el segundo año que se hizo el catálogo se cobró a 100 pts. y nos tragamos casi la mitad creyendo que la gente iba a demandarlo. Con los años fue entrando más. El tercero ya pusimos la dirección y el teléfono. Con discusiones. El modelo de catálogo se copió del de Pamplona y Rentería. Siempre aposté por ello. Nos lo podían copiar pero nosotros lo copiábamos de otros. En los pueblitos de alrededor vieron el éxito de la Feria y fueron haciendo exhibiciones de artesanía. Por eso apostamos por la calidad porque sino era una más”.
La primera Feria se celebró el domingo 30 de Agosto en plena recta final de las fiestas de Calahorra y después se pasó al fin de semana anterior al inicio de las fiestas, recibiendo el protagonismo que pedía “fue creciendo, necesitábamos una mayor infraestructura, y entonces fue una manera de tener infraestructura de personal también, porque era una cosa que me daba mucho miedo. Había un panel en la Peña que ponía SERVICIOS (para tal día), como las guardias de la mili, y me daba mucho miedo porque en la Feria de Artesanía ponía: encargados TODOS. Eso significaba que igual estábamos dos…pero la gente nunca fallaba. Había gente como el difunto Cecilio que nunca falló a organizar. José Antonio, Ignacio el carpintero, Menotti…la directiva completa, uno a parecía a las 11, otro a la 1…pero todos estábamos allí. Se montaba en hora y media, y cuando se sacó fuera, era porque un domingo de fiestas era cargarte muchos actos porque ese día tenías que estar pendiente solo de la Feria. Un día dentro de fiestas hay muchos actos y lo que queríamos es protagonismo. Primero se sacó de fiestas, luego se alargó a dos días, hubo en la cuarta o quinta edición la posibilidad de meterla en pabellón por dejar todo montado los dos días, e incluso cobrando una entrada/vale para un sorteo de productos donados por los artesanos, si podía pasar cinco o seis mil personas a cien pesetas y entraban a un sorteo al final de la feria, no se ha llegado a hacer todo evoluciona. Se pensó cambiar de sitio, por esa cola, fila larga…a nadie se le dijo que se pusiera en fila, pero la gente seguía en fila.” Le pregunté por anécdotas y por artesanos especiales para él y ojo que buena. “un cariño especial con el Tonelero, porque es el que nos favoreció y nos ayudó. Y anécdotas, muchísimas. Yo me acuerdo de una chica que era de Arenas de San Pedro, un pueblo de Ávila, que hablando por teléfono le dije ¿Y tú en que trabajas? Y la contestación suya fue: yo trabajo en cueros, y le respondí que contratada. (Saltan las risas, jajajaja) Esa es la que más me he quedado cortado con el teléfono. Luego siempre regalaban algo para la Peña y sobre todo me quedo con la gozada de ver a la gente trabajar. Sopladores de vidrio, trabajando con el carbón haciendo forja, la espina la tengo clavada con un señor de Bilbao que tallaba y hacía instrumentos musicales con cuernos. Cada año era más difícil levantar el listón y traer gente nueva. Nos veían gente sencilla, gente joven, teníamos todos 25 años menos, con ganas de trabajar muy unidos, esa directiva estaba muy unida. Presumíamos de Peña. Cuando la gente entraba en ese salón, con un menú de melón con jamón y lomo con pimientos, como veían que lo que teníamos se lo dábamos con todo el cariño del mundo y el Primer trofeo era una Dama, un detalle, desde el principio tenía que ser algo artesano y algo local. Nos decían no cambiéis el menú, no metáis menú de boda. Nos decían que no comían en ningún momento del año patatas con chorizo y estaban deseando venir a la Feria por ese momento. Visto 25 años después eso era un hándicap, y que te dieran tarjetas de otros artesanos que querían venir”.
“El primer año empalmé esa noche, la brigada nos dejaba montado. Dije si me meto en la cama igual no me levanto y la “cagamos el primer año” y entonces con José Luis el Escayolista, Ignacio, Menoti, Alfonso, que su padre el Galo nos hizo las primeras fotos de la feria con la idea de sacar un catálogo decente el siguiente año, y la primera impresión era el frío de la mañana, me acuerdo que estaba recién regado el Mercadal, y hacía un frío que pelaba a las 7 y pico de la mañana, se inauguraba a las 11, y a las 10 ya estaba la gente a ver que íbamos a hacer. El primer puesto era el de los folletos y luego ya fue el de venta de cosas, pero ese año no teníamos todavía nada. La gente cogía el programa de mano a ver que era eso. Además era la primera vez que a los artesanos se les hacía en ningún sitio un contrato de antemano. La peña se comprometía para lo que el artesano te había pedido antes… por lo que la gente se comprometía a trabajar unas horas…eso daba seriedad, nunca en los seis años que la llevé nadie había reclamado nada. Eso es seriedad”.
Para cuando nos dimos cuenta ya era la hora de comer, nos había volado el tiempo viviendo la peña de hace 25 años de mano de uno de sus protagonistas. En este caso la historia de nuestra Feria de Artesanía, pero también pasaron por la mesa muchas otras cosas, desde los sobres a mano para todos los socios, la historia de los melocotones de la foto de Cecilio en la puerta de la plaza de toros, como se trabajaba para hacer la casa de la Peña (con más de un lesionado), una larga lista de recuerdos que ayudan a valorar más lo que tenemos y ponerse manos a la obra por y para la peña.
Este artículo empezaba con las primeras frases de ese primer artículo sobre la Feria de Artesanía y quiero acabar como acababa ese primer testimonio que escribió en su día Jose Ibáñez pero añadiendo unas palabras.
….Y colorín colorado… este cuento ¿ha acabado? Por supuesto que no y continuaremos trabajando para que este cuento no se acabe.
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