Los rojillos vieron ayer como después de un mes de lucha, buenos resultados, hasta acercarse a tan solo un punto de los puestos de play-off a cambiado radicalmente, con una vuelta de 180 grados, convirtiendo el objetivo de haber despertado esta mañana entre los cuatro primeros, en un mero espejismo, con el Ríver Ebro como verdugo y principal culpable por haber jugado bien sus bazas. Los rojillos empezaron pisando el acelerador, buscando la portería de Picuchos con velocidad pero sin lograr su recompensa en forma de gol. Poco a poco el juego calagurritano fue diluyéndose, cediendo el esférico a los botas rinconeras que se dedicaron a aprovechar los errores, la precipitación y la falta de ideas de su rival. El equipo de Nacho Martín se rompía y jugaba con dos líneas muy separadas, sin un hombre que se echara el equipo a sus espaldas y tomara el timón de mando en la medular para enganchar y abastecer a Escalada o Félix de balones. El Ríver se dedicaba a aguantar, después de ver como una de sus principales bazas en el ataque, Carmelo Sota, se rompía nada más empezar el partido en una pugna con Ruano. Richi, su sustituto, se movía entre los pocos espacios que encontraba, entre una defensa que no perdió su sitio hasta la segunda mitad. Rolán acaparó el protagonismo local, robando en la medular y buscando sacar pases rápidos entre líneas a Sergio, que peleó en el enganche y Richi, que chocaban con la defensa rojilla. El juego del equipo de Nacho Martín caía en la monotonía, en una búsqueda urgente de ideas, teniendo que recurrir a pases largos desde la zaga para Escalada, que pasó todo el partido de espaldas a la portería del Ríver pidiendo balones y con muy pocas asistencias. A pesar de ello, en la primera mitad los calagurritanos dispusieron de varias ocasiones para adelantarse. En el minuto 7 era Yécora quien enganchaba el saque de esquina de Luigi, buscando la escuadra pero Picuchos II logró desviarla al larguero con la punta de los dedos. Zabala rompió en el 28 por su banda y asistió a Del Puente que en boca de gol mandó su disparo a la carretera. Zabala aprovechaba el mínimo despiste para colarse por el lateral y en el 37 repetía para cruzar su pase a Félix y este de cabeza deja el gol servido a Luigi que resbala en el punto de penalti dando tiempo a Picuchos para despejar. El único balance ofensivo local se reducía a un disparo lejano de Richi en el primer cuarto de hora y dos internadas de Richi, que ni Toledo y ni Rolán, lograron adentrarse en el área. En la segunda mitad cambiaron las tornas. Con un Calahorra diluido y un Ríver que encontró la formula para vencer en la tarde de ayer: aguantar al Calahorra, asfixiar la salida del esférico y encontrar a Richi, increíblemente solo en el centro de la frontal del área rojilla. Los rojillos no lograban dar más de cinco toques al balón. Del Puente, Sola, Pierre…luchaban y jugaban con más corazón que con cabeza, siendo los jugadores que todavía demostraban que el Calahorra estaba vivo, jugando a contrarreloj y viendo que el tiempo para seguir pensando en los play-of se acababa. En contra, algunos rojillos desaparecieron del césped artificial de San Miguel. En los primeros quince minutos todavía el Calahorra gozó de varias ocasiones gracias a disparos lejanos de Escalada o Luigi, pero quedaba poco para el mazazo del Ríver. En el 68 un pase largo encuentra a Nano que recibe dentro del área sin marca, batiendo por bajo a Garrido. El conato de contestación tardó solo un minuto en llegar, con un barullo dentro del área de Picuchos, pero que Javi Tres, Picu I y Villarroya consiguieron evitar las intentonas de Escalada, Félix y Maño. El Calahorra adelantaba líneas y lograba crear pero sin finalizar claramente. Garrido evitó el segundo del Ríver en el 80, tras una asistencia de Escribano a Richi, que se cuela entre la defensa rojilla y chuta raso. El cancerbero atrapó el chut en dos tiempos evitando que cruzara la línea. Otra jugada calcada estuvo apunto de apuntillar al Calahorra a falta de cinco minutos para el final. En esta ocasión la vaselina de Richi acababa superando a Garrido y por muy poco los tres palos. Para acabar el partido el colegiado, dejó al Calahorra con 10, con una roja directa muy excesiva a Ruano por una falta sobre Toledo. Al final los rojillos se marchaban por el camino de los vestuarios cabizbajos y conscientes que han dado un paso atrás importante dejando su futuro en las manos del Anguiano. Y aunque mientras que hay vida, hay esperanzas, el Calahorra ayer solo fue un espejismo.
Si habéis leído la crónica, es la crónica completa sobre el partido del sábado,que problemas técnicos (no me conecta el portátil en la administración) en ese momento los rojillos dependían del Anguiano que si ganaba nos dejaba a cuatro puntos, pero cosas del fútbol, el Anguiano empató y continuamos sumergidos en el espejismo, de querer y no poder o de no querer y pensar que queremos estar en play-of. Veremos a ver que pasa en estas últimas jornadas, en las que va a estar la cosa calentita, a dos puntos del Anguiano, es decir, a dos puntos de la promoción de ascenso.
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