El Anguiano dio en la tarde de ayer una auténtica lección de fuerza, garra, tensión, saber jugar y sobre todo de ganas de ser uno de los cuatro equipos que lucharán por el ascenso. Además lo hizo a costa y a domicilio de un rival directo, como era hasta ayer el C.D.Calahorra, que naufragó estrepitosamente y bajo una lluvia de goles en su propia casa ante su parroquia que vio como se esfumaban, merecidamente, las pocas opciones para meterse entre los cuatro primeros de la tercera riojana. Los rojillos se quedan descolgados a siete puntos de Anguiano y seis del Alfaro, y a pesar de que mientras haya vida, hay esperanzas, muchas de ellas se hundieron ayer con el Calahorra.
Desde el minuto uno el Anguiano saltó al césped queriendo el partido. Jugaron sin prisas, con sus hombres muy bien colocados, pero demostrando ser un bloque, con una firma medular que contó con un Del Puente muy trabajador, que cerraba y salía para servir a sus compañeros de ataque, que encontraron muchas facilidades para encarar la portería de Moisés. Sobre todo, una vía importante en la derecha, con un Pradas que no fue capaz de frenar a Adán, que se convirtió en una pesadilla, ayudado en la otra banda por Sotés, una pieza clave, que defiende, mete centros y además tiene gol. Joseba estuvo muy libre toda la tarde lo que aprovechó para romper a los locales. A los rojillos les fallaron hombres claves como Maño, lento, desbordado y con muchos problemas para conectar, así como Luigi que se encerró el mismo en el enganche, con muy pocas ideas y muy pocas ayudas pasando inadvertido. El Calahorra fue un equipo pobre que estuvo un escalón por debajo de su rival, a pesar de empezar el choque con mucha igualdad, con velocidad, con intercambios en ambas porterías, pero que en el minuto 27 los serranos se encargarían de desnivelar a su favor. Las primeras ocasiones fueron para Félix Del Puente, que aprovechaba una internada de Cotant para superar de vaselina a Ramón, pero Diego salvó, casi en línea, mandando el esférico a saque de esquina en el arranque del partido. Ese saque de esquina sería rematado por Félix quitando la pintura a la cruceta. Sotés avisaba poco después estrellando un disparo duro desde la frontal en el interior del larguero. Luego sería Alberto Del Puente, que volvía a la que era hasta esta temporada su casa y ponía en serios apuros a Moisés que tenía que despejar de puños. Adán empezaba a andar muy suelto en la banda y sacaba una y otra vez centros peligrosos al área local, como en el 23, que Joseba salvaba en la misma línea ante Sotés con la caña preparada. Sería Sotés quien rompería en la jugada posterior por el otro lateral, metiéndose entre Joseba y Maño que se quedan quietos como estatuas, Sotés asiste a Joseba que en boca de gol bate por bajo a Moisés. Este tanto hacía que el Anguiano retrocediera líneas y dejara a los hombres de Nacho Martín que tomasen el timón del partido, pero estos no fueron capaces de encontrar una vía en la defensa planteada por Herreros, con hasta dos y tres hombres presionando al ariete que tenía el balón e interceptando muchos pases que salían de la zaga local, con muchos nervios al ver como el partido poco a poco se ponía más cuesta arriba.
El Anguiano salió de los vestuarios con de objetivo de apuntillar a su rival, y bordó el guión. Adán no se lo pensó y en el minuto 6 enganchó un disparo desde la frontal para alojarlo en la escuadra de la portería de Moisés. Un jarro de agua helada para los locales que veían como la remontada estaba todavía más lejos y más difícil. En el 67 Edu Martín tuvo su oportunidad para recortar distancias, pero delante se encontró a Ramón que desbarató el contragolpe rojillo. El Anguiano jugaba con tranquilidad sus rentas y en apenas quince minutos desde la reanudación sentenciaba el partido con su tercer tanto, obra de Sotés, que solo, sin oposición, progresaba por el centro de la zaga local y a siete metros de la frontal del área sorprendía a Moisés que no podía evitar que el esférico acabara en las mallas. Por entonces el Calahorra llevaba muchos minutos roto, irreconocible, sin apenas progresar y dejando a Moisés vendido ante los delanteros serranos que cambiaban piezas sin dejar de buscar el gol. Joseba perdonó el cuarto, al recoger un despeje de Moisés a disparo de Ruiz. Sotés se encontraría con el póster en el 74 y en el 85 Santi, se colaba entre líneas, para plantarse solo delante del meta rojillo y no fallaba, marcando el cuarto y escribiendo el punto y final al partido. Una derrota dolorosa para el Calahorra, que vio como el Anguiano se retiraba del Municipal entre aplausos tras deshacerse de un rival directo que tiene muy gris su futuro.
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